A mis valientes,
Hoy os escribo esta carta, quizá la carta más sincera que jamás os he escrito. Es posible que tal vez no la entendáis, pero estoy segura que algún día lo haréis, así que espero que la conservéis para, quizá dentro de unos años, volverla a leer.
Hoy quiero empezar diciendo un hasta luego pero no adiós, porque simplemente no me atrevo a deciros adiós. Hoy comienzo diciendo hasta luego, porque quiero creer que mañana todo volverá a ser como hace unos meses. Hoy os digo hasta luego y no adiós, porque, aunque no lo creáis no podre despedirme de vosotros, siempre habrá algún momento, broma o anécdota que me hará pensar que seguís ahí. Hoy os diré hasta luego y no adiós porque a las personas que se quiere de verdad jamás se les dice adiós.
Pero no quiero que terminemos este curso sin daros algunos pequeños consejos que espero que os puedan acompañar a lo largo de vuestra vida. El primero es que seáis capaces de pensar por vosotros mismos, que escuchéis las opiniones de los demás y las respetéis pero que sepáis crear las vuestras propias.
En segundo lugar, quiero pediros que luchéis por crecer, por conocer gente que, de verdad, os aporte en vuestras vidas, por ser bellos por fuera, pero sobre todo por dentro. Quiero que viajéis, descubráis nuevos lugares llenos de gente maravillosa, que os perdáis entre las calles pero que os ayude a encontraros con vosotros mismos.
Quiero que paséis tiempo solos y que no os de miedo, porque os estaréis conociendo más, quiero que lloréis de felicidad, y que os rodéis de gente que os admira y que os quiere de verdad, de corazón.
Quiero también deciros, que nunca os rindáis. Nunca dejéis que nadie ponga en duda lo maravillosos que sois o lo mucho que valéis. Porque, todos somos diferentes, pero eso es lo que nos hace únicos. Tampoco quiero que os rindáis ante los problemas o dificultades que encontréis a lo largo de la vida, porque luchar por superarlo os hará fuertes y os llenará de energía para luego, ser mejores.
El último consejo que me gustaría daros es que no tengáis miedo a equivocaros, la vida está llena de eso, equivocaciones que siempre traen detrás una lección. Pero cuidado, sed humildes, reconoced los errores, porque si no será imposible evitarlos la siguiente vez. La humildad y ser buenas personas os abrirán millones de caminos en la vida. Espero que respetéis al que es diferente a vosotros. Que os pongáis siempre en su lugar. Que seáis unas personas que escuchan. Que defendáis vuestra verdad y respetéis la de los demás. Siento deciros que os vais a enfadar muchas veces, pero esto os hará más fuertes la próxima vez. Espero que aprendáis que hablando solucionareis todo.
Quiero que un día dejéis todo lo malo a un lado y que os arriesguéis, que os atreváis, que no olvidéis que si os esforzáis y hacéis bien las cosas obtendréis una gran recompensa. Quiero que admiréis a un deportista, artista o aun médico y que trabajéis duro por ser mejor que ellos.
Un día escuché que a veces necesitamos sufrir un poco para darnos cuenta de lo maravillosa y bonita que es la vida. Por lo tanto, deseo que vuestra vida esté llena de obstáculos, descalabros, derrotas y tropezones para que entendáis que, aunque la vida no siempre es justa, debéis aprender a disfrutar cada momento como si fuera el último, recordando que lo mejor está siempre por venir.
Hemos pasado un curso lleno de pruebas y situaciones que ni en nuestras peores pesadillas podríamos haber imaginado, pero aquí estamos, superándolo y lo mejor de todo, consiguiéndolo juntos, como un equipo. Porque eso es lo que he intentado enseñaros a lo largo de estos meses, trabajar juntos, mira a nuestro lado, apoyarnos, solo nos permitirá una cosa, llegar a donde queramos. No lo olvidéis por favor, es posible que sea una de las cosas más valiosas que aprendáis.
Mientras tanto a mí me dejáis vuestra alegría, vuestras risas, vuestros gestos y también vuestras lágrimas. Todo ello quedará muy bien guardado en mi corazón y serán pequeños faros que iluminarán mi tristeza al saber que el año que viene no estaremos juntos.
Ahora sí llegó el momento. No dejéis que la pena empañe vuestros ojos si no que espero que os invada la alegría de que lo habéis conseguido.
Solo me queda daros las gracias. Gracias por dejarme ser un parte de vuestra vida, gracias por cada día que hemos vivido, gracias por enseñarme tanto, gracias por haberme hecho reír, llorar y emocionarme, gracias por hacer tan sencillo el quereros. GRACIAS
Os deseo las cosas más maravillosas de la vida, yo permaneceré a vuestro lado, aunque ya no me podáis ver. Nunca olvidéis que sois únicos e increíbles por encima de todas las cosas.
Os echaré mucho de menos
LA TEACHER